miércoles, 23 de agosto de 2017

Max Provenzano. Elucidaciones

¿Qué es elucidar? Aclarar, explicar, esclarecer. Al parecer, ese ha sido el privilegio de la ciencia por largo tiempo. El arte, en cambio, se ha ocupado de mostrar, presentar. Entonces, la ruta propuesta por Max Provenzano (Caracas, 1986) plantea un cruce epistémico entre ciencia y arte,  a partir de “la necesidad de mostrar una investigación al público y como éste puede recibirla, interactuar y hasta modificarla”

Químico y artista, Provenzano transporta procedimientos y argumentaciones de una disciplina a la otra, sin que ello signifique que una cosa pueda ser la explicación de la otra. Es decir, no son traducciones y por tanto, el cometido elucidatorio queda en manos del espectador que debe tratar con asuntos tan complejos como la luz, la materia, el cosmos, la respiración, el cuerpo y la muerte. Son asuntos primordiales que impactan lo existencial y donde las obra se presenta como un una metáfora dual; el vehículo de un dilema a la espera de respuestas.

No hay conclusiones, solo una  bitácora de registros, experimentos y mediciones. Sus trabajos se presentan entonces como "muestras de laboratorio" o como "estudios de casos".

Gran parte de los materiales que componen la muestra “Elucidaciones”  (proyectores, diapositivas, gráficos, pinturas) han sido recuperados, intercambiados o adquiridos. Igualmente hay registros videográficos y fotográficos de acciones para la cámara donde el autor interactúa con objetos y también con otras personas. De manera que todo pasa por el artista, quien recrea constantemente  su vínculo corporal, intelectual y profesional con dichos elementos. A fin de cuentas, todo conocimiento es, en primera y última instancia, un proceso de auscultación y elucidación personal.


En la intimidad, las pequeñas preguntas tienen un efecto trascendental. Allí, el orden de los átomos socava las certidumbres del mundo, el aire contenido en una esfera constelar es una vía potencial de escape, el polvo de los días es una sustancia edificante, los fluidos corporales son -en fin- la constatación de una ruta corpuscular hacia lo inteligible. Porque todo lo que acontece en el ámbito social -la entropía cotidiana, la devastación económica, el resquebrajamiento del aparato institucional- le ocurre en realidad a la persona. De eso tratan estos experimentos que Provenzano elabora y comparte con la audiencia. Ese es – en sus palabras- “el papel que juega el artista dentro de una sociedad descompuesta”.
Sobre las obras / Max Provenzano

Tabla Periódica o Cualidades Pertinentes del átomo (2011-2016): “La revisión del archivo y referentes científicos me remite a una tabla periódica encontrada en el año 2011 en la basura del laboratorio 141 de la Escuela de Química en la Facultad de ciencias de la UCV (…) Esta pieza da cierto orden sobre el caos que vivo en la incertidumbre”
¿Rayleigh, Por qué el cielo es azul? (2012-2016): La dispersión de Rayleigh es un fenómeno en el cual la luz atraviesa sólidos, fluidos o gases y es dispersada por partículas cuyas dimensiones son menores a la longitud de onda de los fotones dispersados, es el motivo de que percibamos el cielo de color azul (…) Un conjunto de diapositivas de fotografías abajo del agua me remite a este fenómeno”.
Proyección- Pieza elaborada con Diapositivas 6X6 (2016-2017): “Combinando las nociones sobre dualidad onda-partícula la luz de un proyector puede atravesar diapositivas dando lugar a la refr(A)cción de la luz, sin embargo abarcando mi propia corporalidad he preparado esta serie de 12 diapositivas con mi semen [que] dejan un vestigio, una mancha de mi vida, trazas de material orgánico encapsulado”.
Inflación (2016): “La acción de inflar un mapa o la intención de introducirme en él, es el resultado de cierta inquietud acerca de la necesidad de expandir mi propio horizonte, las nociones sobre territorio y ubicación”
Marina (Yo no sé pintar) (2016): “Marina es un paisaje que es producto de la intervención sobre un cuadro encontrado en casa, la técnica pictórica es anular la escena típica de una marina y sus atardeceres típicos de cuadros domésticos, con pintura blanca, utilizando polvo recolectado en casa y dispersándolo sobre el soporte fresco”.
Pieza del Colibrí (2017): “ (…) la pieza junto a Marina (Yo no sé pintar) sería parte del planteamiento relacionado al tiempo del deshielo y a las nociones de obra, vida y muerte”