La Batalla de El Rodeo, proyecto expositivo de Linda Philips
conformado por un video, una fotografía,
telas estampadas y material documental, yuxtapone dos acontecimientos de
significado opuesto que gravitan sobre un mismo lugar. De un lado, la “Batalla
de El Rodeo”, librada por el General independentista José Francisco Bermúdez el
12 de mayo de 1821 contra el ejercito realista, evento que sirvió de preludio
táctico para la “Batalla de Carabobo” acaecida el 24 de junio de 1821. Del otro
lado, el motín protagonizado por los reos de la cárcel de El Rodeo en Guatire y
la consecuente respuesta de un contingente de efectivos militares en 2011. Yoifre y Oriente -los pranes del
correccional- liderizaron la revuelta que duró 28 días y dejó como saldo varios
muertos, lesionados de ambos bandos y la fuga de uno de los sediciosos
al mando.
Mientras
la historia nos recuerda un pasado glorioso, el presente nos arroja una
realidad ominosa. El video Batalla de El Rodeo (2015) recoge testimonios de las mujeres que
solicitaban ayuda e información en las inmediaciones externas del
establecimiento correccional. La propuesta establece un contrapunto entre sus
voces, el traqueteo de los disparos y una selección de escritos del historiador Eduardo Blanco en torno a
la campaña patriota.
De
cierta manera, el país se configura en tiempos y narrativas inversas. Mediante una fotografía de la Placa conmemorativa
a la Batalla de El Rodeo (2015), Philips da cuenta de esta controvertida coincidencia en la
cual un sitio de memoria es también el emplazamiento de una sórdida trama de
presos amotinados, autoridades incompetentes y civiles en riesgo.
Discursos épicos (2015), trabajo estructurado a partir de una reproducción
intervenida de la obra Batalla de
Carabobo (1887) de Martín Tovar y Tovar, sirve de anclaje de situaciones
divergentes. La escena del combate esta horadada por un texto en negativo donde
se lee la palabra PRAN. Aquí la historia y el presente quedan “entre líneas”,
en una zona inestable entre la visión y la lectura, configurando
una estrategia paradójica que constantemente desestabiliza el sentido de
los hechos.
Esa ambivalencia simbólica y
etimológica se repite en la obra Sublimación
(2015), compuesta por una serie de pañuelos estampados con términos y frases del
entorno carcelario. Sin embargo, esta vez lo que se opone es la tersura
profiláctica de la tela y la violencia del dialecto penitenciario. El pañuelo
blanco –prenda de “caballeros” y signo de paz- es el soporte maculado de un glosario de infamias.
En la exposición La Batalla de El Rodeo, pasado y
presente sostienen una relación de figura y fondo que no sólo es conflictiva
sino que es alternable. El crimen y la ley parecen no tener una frontera divisoria; así como
tampoco hay una distinción muy clara entre la acción ejemplar y la transgresión
de las normas. La
nación se dibuja como una escenografía hostil sobre la cual se recortan las
audacias de héroes y antihéroes, mientras los ciudadanos comunes permancenen en
un “toque de queda” forzado, “presos en libertad”.